Lamentable, no cabe otro calificativo para los inadaptados que arruinaron una fiesta que es el fútbol. Una fiesta que por primera y tal vez única, se puede vivir en el país, una final de Copa Libertadores entre los dos clubes de mayor éxitos deportivos de Argentina. La Conmebol tomó la decisión de que el partido se lleve a cabo a pesar de haber jugadores lastimados.
Una semana antes se jugó el partido de ida en la Boca, un empate dejó abierta la puerta para cualquiera de los dos y este sábado en el estadio de mayor seguridad del país no se puede jugar por un hecho violento que se dio a la llegada de los jugadores de Boca al Monumental.
Vidrios rotos, gas lacrimógeno de la policía, hinchas del rival haciendo un cordón al plantel visitante y desde allí todo lo que se sabe, un paupérrimo operativo que tenía nada más y nada menos de 2100 efectivos y un micro solamente por cuidar.
Pan y circo, la Confederación Sudamericana de Fútbol poco le importa los hechos, hay que jugar para que el circo continúe. En principio pasó para las 18 horas, pero los jugadores de Boca a las 17:15 aún no estaban cambiados. Minutos más tarde la Conmebol dio el horario de las 19:15 horas. Un bochorno!
Hay gente que cree que esto es el folklore, una pasión estupida y tonta que el hincha idiota solamente puede tener. Queda demostrado que quienes tienen el poder para dar la seguridad no pueden organizar absolutamente nada, y va mucho más allá de la organización deportiva.
Hace un par de años por la misma Copa Libertadores se suspendió por el tristemente célebre panadero que tiro gas pimienta a la manga a la salida de los jugadores de River para disputar el segundo tiempo. Un «tarado» le permitió a River pasar de ronda si jugar los 45 minutos que restaban y dejar a cientos de miles sin la posibilidad de disfrutar del juego, en la cancha o a través de la TV. Ahora la historia se repite, pero el final será otro….