En el deporte local podemos encontrar distintos personajes que pasan los años y siempre están, en el boxeo no es la excepción, aunque son unos pocos, entre ellos destacamos a Ismael y Oscar Ibarrolla (será para otra nota) y Carlos Vargas, quien nos ocupa hoy. De boxeador a entrenador….
Junto a Lorenzo García
Entrenar a boxeadores es comprometerse con la actividad, es a diario y no hay horarios, muchas veces hay que adaptarse al tiempo en que dispone el deportista, desde muy temprano hasta la noche, claro está que entre esos horarios está la actividad principal de cada uno, por ejemplo la de Vargas es oficial albañil. Es decir, dedicar su vida a la enseñanza y con muy poco tiempo para dedicar a la familia (en su caso es muy acompañado) y al tiempo libre.
Carlos nos explica de como llega al boxeo: «A los 14 años junto a Daniel Churruarín comenzamos a practicar jugando en el patio de la casa, pero como yo pegaba fuerte me dijo si yo no quería practicar boxeo, en principio le dije que no porque no quería pelear por plata, me llevo a ver la película de Rocky y de ahí me entusiasme y fui a hablar con don Abelardo Castillo, el profesor que enseño a Lorenzo García en su gimnasio ‘El Grillo’ y arranqué». Como aficionado realizó 56 peleas con 52 triunfos.
Como todo comienzo no fue fácil, pero su gran apego al gimnasio lo llevó a destacarse en corto tiempo realizando varias peleas en San Pedro y la zona, inclusive en campeonatos que organizaba la Federación Argentina de Boxeo en Castro 75.
Su llegada al profesionalismo (debuta ante un santafecino, Carlos Monzón ganando por puntos el 9 de octubre de 1992), marca un antes y un después en la historia del boxeo local, ya que su pelea ante Gustavo Villalba (perdió por puntos en fallo dividido el 11 de enero de 1994 en Def. Unidos ), también sampedrino, fue la primera vez que dos pugilistas locales se enfrentaron en el campo rentado (de allí en adelante hubo revancha y fue empate, también Daniel Fernández se enfrentó a Sergio Nouet, siendo los primeros), y en su carrera enfrentó, entre otros, a Walter Saporitti, boxeador este que llegó a pelear por la corona mundial.
A Vargas le gusta hacer reencuentros con ex boxeadores, en la foto junto a Sergio Gauna y Rubén Astorga.
«Centella» Vargas tiene 48 años, ya lleva 40 en la actividad casi de manera ininterrumpida con 34 en la enseñanza, ya que dejó de pelear pero siempre siguió ligado, pasando por varios clubes de la ciudad y zona rural.
Hoy tiene varios gimnasios, en el CIC -Centro Integral Complementario- algunos particulares -Sarmiento 1155- y Club de Jubilados «Los Aromos» con alrededor de 110 practicantes en total, de los cuales son muchas mujeres, donde enseña boxeo a público de todas las edades y sexo, llegan a diario muchos chicos en busca de una gloria deportiva en el difícil mundo en el deporte de los puños -unos 15 lo hacen de manera competitiva, los demás recreativa, logrando sacar muchos chicos de la calle e insertarlos en el mundo deportivo- . Insiste en que se debe entrenar a conciencia para ser boxeador, pero las épocas han cambiado y no todos se dan cuenta que las peleas comienzan a ganarse en el gimnasio, el trabajo finaliza solo en el ring…
En el CIC es un trabajo dónde lo hace con muchas ganas, recibe a chicos y chicas con problemas sociales y el logra con la gran mayoría que sus vidas cambien, no es tarea sencilla, pero su gran apego al trabajo los traslada a quienes llegan por curiosidad y luego lo hacen por necesidad.
Un día de trabajo en el gimnasio