Un 28 de marzo de 2007, falleció a los 71 años Vladem Lázaro Ruiz Quevedo, más conocido popularmente conocido como Delém. Fue un delantero goleador que integró varias y famosas delanteras de River Plate en la década del sesenta. Se caracterizó por ser un “entreala” izquierdo, con una importancia fundamental en el equipo millonario. Veloz, ágil y oportuno para culminar jugadas dentro del área.
Nota: Crédito Mateo Mastroianni
Lastimosamente, en el mundo futbolero, muchas veces prejuicioso, injusto y resultadista, quedó marcado para siempre en la historia negra del superclásico del fútbol argentino, por haber fallado ese famoso penal que le atajó Antonio Roma, en un encuentro decisivo, disputado en La Bombonera el 9 de diciembre de 1962 por el campeonato argentino. Dicho torneo, finalmente fue ganado por Boca Juniors.
Dejando de lado ese mal trago para los hinchas millonarios, lo que corresponde destacar es que Delém se ladeó dentro del campo de juego, con jugadores de la talla de Amadeo Carrizo, José Ramos Delgado, Luis Artime, Ermindo Onega, entre otros.
Surgió de las inferiores de Gremio de Porto Alegre, comenzó su etapa como jugador de fútbol en la liga de Río Grande do Sul, entre 1952 y 1958. En este último año, pasó al Vasco da Gama, logrando ser campeón del torneo carioca y del torneo paulista.
Para 1961, fue comprado por River, formando parte del primer plantel hasta 1969, disputando un total de 98 partidos y convirtiendo 35 goles. El brasileño integró en el equipo de “La Banda”, una delantera muy pocas veces vista, teniendo en cuenta que estuvo integrada exclusivamente por jugadores extranjeros: junto al uruguayo Domingo Pérez, el español Pepillo y sus compatriotas Moacir y Roberto.
En los nueve años que permaneció en la institución riverplatense, fue muy elogiado por su juego “exquisito y cerebral” en función de lo que le aportaba a sus compañeros. Sin dudas que uno de las victorias más importantes de aquella época para el River de Delém, fue el 3-2 al Real Madrid, que en aquel momento, era pentacampeón de Europa y campeón del mundo. En 1969, decidió cambiar su destino y fue transferido a la Universidad Católica de Chile. Sin embargo, su rendimiento no fue el esperado y al año siguiente retornó a su país natal jugando para el América de Río de Janeiro durante 10 años más, haciéndolo hasta los 45 años, cuando decidió colgar los botines. En la Selección de Brasil, estuvo a la par de deportistas como Pele, Zagalo, Didí, Garrincha y otras tantas glorias del fútbol mundial.
Durante los nueve años que estuvo en River, logró entablar una excelente relación con todos los hinchas del equipo y la institución en general, a punto tal que luego de su retiro profesional del deporte, volvió al club millonario para hacerse cargo de todas las categorías inferiores, durante más de 20 años.
Ya trabajando para el club argentino, esta vez fuera del verde césped, se destacó por su gran capacidad para descubrir talentos del semillero del club, tarea que realizó constantemente hasta diciembre de 2001, cuando José María Aguilar asumió la presidencia del club de Núñez.
Su presencia adentro y afuera del campo de juego, es imposible de olvidar para todos los fanáticos de River Plate, dejó huellas imborrables en la historia rica de la institución. Fue el descubridor de Pablo Aimar, Javier Saviola, Hernán Crespo, Santiago Solari, Javier Mascherano y del gigante Marcelo Gallardo, el que hoy en día en su rol de director técnico, llegó a ser considerado por todos como la figura más emblemática de River en toda la historia.
Dicen siempre que “muere quien es olvidado”, por eso nunca viene mal refrescar la memoria de todos los simpatizantes del fútbol, sobre todo para los más jóvenes que no vieron jugarlo, de lo que significó Delém en el ambiente del fútbol argentino.