Diario Realidad.- La manifestación multitudinaria de los hinchas de Newell’s fue un acto emocional estupendo que trascendió mundialmente, pero en el contexto en el que estamos, no deja de ser irresponsable.
Texto y nota:
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Por Ignacio Di Benedetto – Tengo la antipática obligación de ser sincero. Parto desde aquellas palabras de un prócer leproso como Marcelo Bielsa para tratar de fundamentar mi opinión. Lo que se vivió en la jornada de ayer fue histórico. Fue una manifestación pasional hermosa, donde miles de fanáticos de Newell’s partieron rumbo al Monumento con una única premisa: pedir por Lionel Messi.
En situaciones como estas se presenta un famoso dilema: ¿El corazón o la razón? Emocionalmente hablando, lo de ayer fue estupendo. No hubo incidentes, problemas, roturas, etc. Fue una manifestación pacífica bajo una consigna clara. Ahora, hay una realidad que es innegable desde cualquier punto de vista; estamos en plena pandemia, con pico de casos y fallecidos, y una manifestación tan importante, tranquilamente puede ser foco de contagio.
No me pongo de la vereda de enfrente respecto al hincha de Newell’s que decidió manifestarse, sino que contemplo el contexto en el que se dio la “caravana”, como así se determinó. Mi postura es la misma ante cualquier manifestación multitudinaria, como las que vienen ocurriendo los fines de semana en el puente Rosario – Victoria, o las diversas marchas opositoras que se llevaron adelante en lo que vamos de la cuarentena. Un caso similar fue el funeral del Trinche Carlovich en el Gabino Sosa, emocionalmente hermoso, pero irresponsable al fin.
Ni la gente que fue, ni quiénes convocaron tienen la culpa. El problema es la falta de autoridad. Desde hace varias semanas en la calle se percibe una suerte de “acefalía”, por llamarlo de algún modo. Ninguna autoridad, municipal, provincial o nacional, impidió e impide estas manifestaciones. Y eso está mal. La marcha fue preciosa y fue noticia a nivel mundial, pero no deja de ser un acto irresponsable.