Si nos remontamos a la década del sesenta o setenta era un recurso extraordinario, más que un lujo, sin ir más lejos aún hoy recordamos goles en el fútbol local con ese recurso utilizado cuando la pelota lo pasa al jugador.
Para aquellos que ya peinamos «canas» nos dejamos llevar a los goles del «Loco» Bertolini, un exquisito y extraordinario jugador que no solo brillo en nuestra ciudad, también lo hizo en Mar del Plata y Bahía Blanca (también inferiores de Chacarita cuando el «funebrero fue campeón del fútbol argentino), quien tenía tanta precisión en sus pies para pegarle a la pelota que desde cualquier lugar (mitad de cancha varios lo sufrieron) convertía y la «chilena» era un lujo o recurso muy habitual.
Pero pocos saben del origen de esa maniobra en la cancha que ganó popularidad en el comienzo del siglo pasado. «El Mundo» de España nos hace conocer el «Origen de la Chilena» y los compartimos con Uds.
Imagen de la estatua a Ramón Unzaga en el estadio de El Morro, en Talcahuano (Chile). Municipalidad de Talcahuano.
El vasco Ramón Unzaga, emigrado a Chile, fue el primer jugador profesional en utilizar este recurso a inicios del siglo XX. Antes, en Perú, los jóvenes de Callao ya daban fama a su ‘chalaca’.
La chilena es el sueño de todo futbolista, grande o pequeño, amateur o profesional. En el césped, en la tierra o en el agua, todos hemos intentado alguna vez completar un movimiento casi divino. Lo perfeccionó con maestría Hugo Sánchez, rizos al viento y zurda imparable hacia las escuadras del Calderón y el Bernabéu, y lo intentaron muchos otros. Alguno con éxito, como Van Basten, Rivaldo, Ronaldinho, Ibrahimovic o Mauro Bressan, y otros que colgaron las botas sin haberlo conseguido. A este último club asomaba Cristiano Ronaldo hasta que en el Allianz Stadium de Turín cerró el círculo de su eterno deseo. Salto imponente y derechazo a la red de Buffon. Una chilena de época.
Chilena realizada, suenan ahora los ecos de los defensores de su origen. Un ‘derbi’ latinoamericano en el que Perú marcó primero pero Chile se llevó el partido, y la gloria. La ‘chilena’ siempre será chilena pero antes que nada fue ‘chalaca‘, nombre derivado del gentilicio de los habitantes de Callao (chalacos). A ese puerto de Perú llegaban los chilenos a finales del siglo XIX. Ahí descubrieron el exótico movimiento. «Los barcos iban y venían de Valparaíso a Callao y los chilenos vieron hacer esa jugada a los morenos de Callao«, explica en esta entrevista el periodista argentino Jorge Barraza. «Después se lo ven hacer a Ramón Unzaga en los campeonatos sudamericanos de 1916 y 1917. ‘La ‘chalaca’ que hacía Unzaga‘, decían los medios chilenos.
A Ramón Unzaga hay que buscarle en el puerto de Talcahuano (Chile) a principios del siglo XX. Allí llegó desde su Deusto (Bilbao) natal y comenzó a practicar varios deportes, entre ellos el fútbol. «Era un superatleta», dicen. Se le daba bastante bien y un día de 1914, en un partido disputado en el estadio El Morro de Talcahuano, realizó la histórica chilena que quedaría inmortalizada en forma de estatua a la puerta del estadio. Aquí lo explica su nieto:
Lo corrobora el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro ‘Fútbol a sol y sombra‘, en el que en un capítulo dedicado a la chilena comenta lo siguiente:
«Ramón Unzaga inventó la jugada, en la cancha del puerto chileno de Talcahuano: con el cuerpo en el aire, de espaldas al suelo, las piernas disparaban la pelota hacia atrás, en un repentino vaivén de hojas de tijera.
Pero esta acrobacia se llamó ‘la chilena’ unos cuantos años después, en 1927, cuando el club Colo-Colo viajó a Europa y el delantero David Arellano la exhibió en los estadios de España. Los periodistas españoles celebraron el esplendor de la desconocida cabriola y la bautizaron así».
Nota: http://www.elmundo.es/deportes/futbol/2018/04/04/5ac49adae5fdeaac0d8b4585.html