La discriminación racial es una verdadera complicación que está vigente en todos los ámbitos de la sociedad, y claro, el deporte nunca ha sido la excepción de dicha problemática. El fútbol es uno de ellos, siendo quizás el más popular de todos, reiteradamente reúne este tipo de sucesos lamentables que envuelven a cientos de jugadores que son víctimas en los estadios, e incluido a veces hasta por sus propios colegas.
Colaboración de Mateo Mastroianni para El Clásico Deportes
El reglamento actual que rige en la FIFA, es que los árbitros tienen la potestad en cualquier partido de detenerlos, suspenderlos o abandonarlos en caso de que se manifieste un “comportamiento racista de gran amplitud o intensidad”. Además, se les pide encarecidamente a todos los jueces principales que no duden de constatar en los informes si se ocasionan incidencias racistas dentro de una cancha.
El 13 de abril de 2005, se produjo uno de los acontecimientos más recordados y tristes en la historia de la Copa Libertadores de América, el torneo más importante que hace competir a los mejores equipos del continente. Por el Grupo 3 del certamen, se enfrentaban en el Morumbí, San Pablo y Quilmes, aquella noche fue victoria del conjunto brasileño por 3-1 con dos goles de Diego Tardelli y otro de Cicinho, mientras que Luis Rueda había descontado momentáneamente para la visita.
Aunque lo más relevante no fue el resultado, ni siquiera que el local quedaba como único líder de su grupo: lo trascendental fue el capítulo que protagonizaron el defensor central argentino Leandro Desábato y el verdeamarelo Edinaldo Batista Libanio, más popularmente conocido como “Grafite”.
El central del Cervecero, quien todavía permanecía en el estadio una vez finalizado el encuentro de la Libertadores, fue detenido y arrestado por un comisario de la policía de San Pablo. El “Chavo” fue acusado de utilizar palabras discriminatorias contra el delantero rival, Grafite, luego de llamarlo “negro” y “macaco”.
El goleador, inmediatamente después de recibir esos insultos, reaccionó con una agresión física a su rival, por ende, terminó siendo expulsado apenas comenzado el entretiempo junto con Luis Arano, quien se metió en la discusión para defender a su compañero de equipo. El jugador del “Tricolor”, que obviamente contaba el apoyo de sus compañeros y entrenador Emerson Leao, automáticamente se fue a presentar personalmente en una seccional del destacamento policial para formular una denuncia, acusando que había sido víctima de racismo dentro del verde césped.
Fue la primera vez en la historia que en Brasil un futbolista fue arrestado en una cancha de fútbol y después de un duelo internacional por dichos racistas. “Nadie está inventando nada. Todo eso está previsto en la ley. Esto puede servir de ejemplo, no sólo para el fútbol sino para todo”, había disparado el comisario en ese momento, Oswaldo Gonzalves, el responsable de la inédita detención.
Además, agregó: “El racismo tiene que ser reprimido de todas las formas. Eso ocurrió en Argentina y se repitió aquí”. Refiriéndose por supuesto a las quejas de todos los jugadores del plantel Paulista, que habían sido agredidos verbalmente por el combinado nacional. Por último, el encargado de llevar a cabo la justicia en este caso puntual, aseguró que Desábato fue acusado oficialmente del crimen de “injuria calificada”, un acontecimiento que le puede costar una condena de entre uno y tres años de prisión, en caso de que sea hallado culpable.
La situación del defensor, fue decidida a los dos días por un juez de Sao Paulo, el cual definió que el futbolista finalmente podía retornar a su tierra, por consecuencia, ser liberado definitivamente. El cónsul de Argentina, Norberto Vidal, estuvo aquel día presente en la comisaría y alegó que la palabra “negro” en su país no tiene necesariamente connotaciones racistas y que puede aplicarse cariñosamente hacia otra persona.
Quilmes avisó desde un primer momento, que no abandonaría el territorio verdeamarelo hasta que el “Chavo” no fuera excarcelado. El cónsul Vidal junto con Mariano Vergara, expresaron constantemente su esperanza de que prosperara el pedido que ellos argumentaban. “No hubo mucho que hacer desde el punto de vista jurídico. Hicimos una solicitud de libertad, que esperamos con un previo pago de fianza de 10 mil reales que sirva para que Desábato se reúna con sus compañeros”, acotó Vergara. Por su parte, hubo alguien que se mostró desde un principio disconforme con todo lo vivido, por qué lo consideraba injusto e injustificado; se trataba de quien era el vicepresidente del Cervecero, José Meiszner, el que declaró: “Nos hemos quedado aquí porque este no es un viaje turístico, sino el de una delegación deportiva que vino a competir y debe volver completa”. El periodismo y los medios de comunicación brasileños, encontraron la actitud correcta para que actuaran las autoridades de San Pablo, indicando incluso la posibilidad de establecer un ejemplo en el continente europeo, teniendo en cuenta que es un inconveniente que lastimosamente cada vez se acrecienta más. Aunque periodistas argentinos, sostuvieron que esa medida era exagerada y adjudicando que era una exageración. Quizás esa opinión, tuvo pie porque en Argentina no existe una pena en la ley para el tratamiento racista verbal.
Desábato siempre fue un tipo de entrar rápidamente en un conflicto dentro de una cancha: en 2010, en un cotejo disputado por el campeonato local vs River en el Monumental, se burló del contrincante Ariel Arnaldo “Burrito” Ortega, por su problema con el alcohol, llamándolo “borracho” a los gritos en pleno campo de juego.
Pero sin dudas el caso conflictivo más recordado, fue el 29 de marzo de 2015, cuando el centrodelantero de Boca Juniors, Daniel Osvaldo, le mostró pastito en la boca, a lo que el defensor le retrucó diciéndole: “ese pastito dáselo a tu novia”.
Se retiró jugando para Estudiantes de La Plata
En el mundo del fútbol, Leandro “Chavo” Desábato es muy respetado por todos. En los clubes que jugó, siempre se destacó por su entrega, presencia física en las dos áreas y sobre todo por el juego aéreo. Pero como en la vida de todo jugador, no todo es color de rosas, es por dicho motivo que el prontuario que tiene muchas veces lo condena ante la opinión pública.